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«The first Ultimate Despair»

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Al fin llegó a los 15 años.

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Se le hizo eterno hasta que pudo ejercer de capitán oficialmente. Ya se notaba más que preparado para esa tarea, y lo iba a demostrar.

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Gracias a la herencia de su padre, contaba con una gran cantidad y variedad de navíos diferentes. Qué linda herencia le dejó... Y ahora era toda suya. La tripulación con la que contaba el nuevo capitán consistía en un puñado de amigos y compañeros de su perdido padre, además de aquellos tres fieles marineros que sobrevivieron al abordaje de los piratas años atrás. Con ellos Kane dio comienzo sus hazañas como capitán de barco. Salían a pescar, a transmitir mercancías por mar, a transportar personas... El mismo trabajo que Satoshi Hotaka emprendía antes de desaparecer. Y todos, tanto su hijo como la tripulación, lo hacían por él. En poco tiempo Kane y los miembros de su tripulación se volvieron los más veloces en transportar y pescar, y esto ya era bien sabido por muchos puertos además de por el pueblo en el que vivían. Así supieron todos que Kane era tan prometedor como su padre juraba. Y toda su tripulación le quería, así como él a ellos y ellas. Todo iba bien...

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...Hasta que los piratas aparecieron de nuevo en su vida.

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Iba a bordo de un galeón poco moderno por puro gusto y amor a las embarcaciones tradicionales, surcando el océano atlántico en las aguas del suroeste africano. Era una misión importante, aquella que le encomendaron. Nunca había estado tan lejos de casa, tan lejos de las costas de Japón... Hasta ese momento, lo más lejos que había llegado era al océano índico, y ya le parecía descabellado... Pero esa era una gran oportunidad de darse más a conocer. Sin embargo, una mañana de cielo y aguas tranquilos, un barco mayor e infestado de piratas procedentes de África se comenzó a acercar con la clara amenaza de abordarles. La tripulación de Kane, al tener la titulación de mercantes, no poseían armas en su navío... Pero sí armas de fuego a mano, aunque esto no lo debieran saber las autoridades de ningún lado.

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Kane previó que el barco enemigo no les bombardearía, pues lo que querían era saquearles la mercancía, no hundirles. De modo que trató de tranquilizar a sus hombres y mujeres diciéndoles que tan solo sería un abordaje. Y así fue. Pero... Esos piratas, como era de esperar, iban también armados a mano. AK-47. No había uno solo que no llevase aquel arma con ellos. Y a uno de ellos no se le ocurrió otra cosa que matar a uno de los miembros del barco mercante con el fin de infundir miedo. Gritos y más gritos... Y ese abordaje terminó convirtiéndose en algo muy violento. pero, finalmente y tras seis muertes, los piratas terminaron ganando aquel tiroteo. Eran muchos más en número y poseían mejores armas.

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Un tercio de la tripulación de Kane murió ahí. El capitán ya lo había supuesto mucho antes de que finalizara el tiroteo, como también previó que ahora era el momento donde los piratas africanos tirarían por la borda a los mercantes y se harían con el botín. ¿Estaba... Preparado para morir?

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Pero entonces el que parecía ser el capitán pirata se acercó a él. "Así que tú eres el capitán de esta pocilga..." Masculló el gran hombre. Con el cañón de su escopeta alzó bruscamente el mentón del rubio, y echó una ojeada a su rostro. De pronto, los orbes del capitán pirata se clavaron sobre los añiles contrarios... Se quedó así unos segundos... Hasta que, inesperadamente para Kane, este sonrió. Y comenzó a reír entre dientes. Ese capitán pirata vio algo en los ojos de Kane, algo... Que le hizo tomar una decisión distinta a la prevista por el joven capitán de barco mercante.

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«Dejadlos con vida. Pero nos llevaremos también los víveres y el agua. He he... La desolación de alta mar será su perdición»

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Y era la verdad. Estaban demasiado lejos de la costa para poder sobrevivir sin agua y sin comida. Así lo hicieron los piratas... Y terminaron dejándoles a la deriva en el ancho océano atlántico. Y, para colmo, se trataba de un barco que funcionaba por vela y viento y no por motores ni propulsores... Y los días posteriores no hubo una pizca de viento.

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Algunos marineros se quejaron del afán de Kane por utilizar barcos tradicionales y no buques mercantes modernos. Otros le defendieron, diciendo que era la viva imagen de su padre, que él hacía lo mismo... Y por este pensamiento terminaron apoyando a su capitán, a prometerle que llegarían sanos y salvos a la costa, que no dejarían que la desesperación les ganase.

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Pasaron tres días.

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Y tres días son los que el ser humano es capaz de sobrevivir sin beber. Los hombres y mujeres famélicos morían en cubierta. Kane se encontraba en su camarote personal, bebiendo lo que todos bebían: agua salada. Todo marinero sabe que eso no está bien, que es peligroso. Pero estos hicieron caso a las palabras de Kane cuando este les dijo... Que el viento no volvería hasta pasados dos días. Y en dos días ya estarían todos muertos.

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«...¡¡NO PUEDO MORIR AÚN!!»

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Exhaló el joven capitán en su camarote, estampando la copa de agua salada contra la pared. Estaba pálido, se estaba muriendo... Como todos ahí afuera... No, no podía permitirlo, sería defraudar a su padre, aún debía vengarlo, aún debía reconstruir su trabajo, aún debía... Debía...

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«...¿Pero qué esperanza nos queda?...»

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...

Tras esa frase, algo sucedió en la mente de Kane Hotaka. Se asió el cráneo con fuerza, echándose el cabello hacia atrás y despeinándose por completo. Pensó que estaba enloqueciendo en consecuencia de beber agua salada. Pensó que ese ya era su fin. Pensó en la Desesperación que sufren los marineros estancados en alta mar sin poder moverse. Sí... Eso era lo que sucedía. Era el Síndrome.

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Y sus ojos de lindo añil pasaron a mostrar un perpetuo rojo sangre.

Ya no había vuelta atrás. Esa tripulación... Estaba condenada. Pero no estaría condenada por la situación, sino por Kane.

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Salió por la escotilla a cubierta. En su mano, su pistola. Comenzó a mirar su alrededor y a sopesar. Sus marineros se movían de aquí para allá, como si aún tuvieran esperanzas de sobrevivir. Qué ilusos... Y el juego comenzó. "Ese está bajando de la cofa por las cuerdas. Ese otro está sosteniendo un barril; en unos minutos pasará por al lado de este. Esa está bajando a la bodega..." Su cerebro comenzó a procesar todas las variables que tenía, para dar por resultado total una conclusión de su futuro próximo. Disparó una sola bala en un momento dado, la cual atravesó al del barril y a la que bajaba a la bodega de una. El marinero que bajaba por la cuerda, en ese mismo momento, había agarrado mal la cuerda por lo que un susto haría que terminara resbalándose de esta... Como Kane presagió. Y cayó al mar.

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Los gritos y el miedo llenaron el barco. Ninguno de los tripulantes llegó a agarrar sus armas, pues Kane se aseguró de que no fueran capaces. Aquellos hombres y mujeres... Amigos y allegados de Satoshi Hotaka y de Kane Hotaka, fieles, leales, amistosos, queridos... Murieron a manos de su capitán, el cual cayó en la Desesperación. "Ah, qué desesperante perder a los únicos que creían en ti en este mar de maldición", pensó el rubio de ojos que parecían inyectados en sangre.

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Kane recurrió al canibalismo. Devoró la carne de todos los fallecidos, y bebió su sangre para tener algún líquido que meter al cuerpo. Qué nefasto. Pasaron los dos días siguientes, y, como predijo, el viento volvió al de dos días. Pudo alcanzar la costa africana. Y mucho antes de llegar a la costa, se había deshecho de los restos de sus tripulantes, lavó sus propias ropas de la sangre, y lo único que conservó de ellos fueron sus ropajes. Aquel puerto recogió a un chico tembloroso, con sus ojos como platos, traumatizado. La gente concluyó en que estaba en efecto traumatizado por haber perdido a toda su tripulación en consecuencia de un abordaje pirata, como él les contó. Pero nadie nunca pudo entender cómo Kane, siendo solo uno, pudo manejar un barco él solo durante todos esos días. Era asombroso. Y es que fue justo así. Kane se las ingenió para poder manejar él solo un barco tan grande como ese sin una tripulación. Hasta esos extremos llegaba su habilidad.

 

Todos pensaron que fue una pobre víctima y se lamentaban porque ya en su corta edad había vivido los verdaderos peligros que presenta la mar, indomable y traicionera, cruel y despiadada. Días después llegó en vuelo a Japón. Y al volver a su pueblo... Todos le estaban esperando con los brazos abiertos, más que preocupados por su situación y por lo que había tenido que vivir. Su madre fue la primera en acudir a él, dándole un fuerte abrazo nada más verle. Pero no pudo evitar darse cuenta de algo que el chico antes de partir no poseía.

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«...Hijo... ¿Por qué tienes los ojos rojos...?»

«...Los médicos de allá dijeron que fue a causa de beber agua salada... Pero no estaban muy seguros... Mamá, lo he pasado m-muy mal...»

«Oh, cariño...»

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Y volvió a abrazarlo. Los siguientes en acercarse de entre todo el gentío que ahí estaba congregado, fueron los familiares de aquellos marineros que perdieron la vida por culpa de los piratas. Kane les dio lo único que pudo rescatar de esa vivencia... Los ropajes de todos ellos, y les pidió a sus familiares que los guardaran con honor, pues todos ellos con honor vistieron esas prendas hasta el fin de sus días. Y comenzó a llorar junto a todos... Su padre le dijo que era bueno prever que cualquier tripulante podía morir, pero... El que muriesen todos... Pues claro que terminó llorando. Ese día todos los habitantes del pueblo conmemoraron a los fallecidos en la plaza principal con un minuto de silencio, tal como hicieron el día que conocieron la noticia de que Satoshi y su tripulación murió en alta mar.

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Durante ese minuto, Kane tenía la cabeza gacha. Escondiendo una faz llena de lágrimas... Mientras que sus entrañas reían de forma macabra.

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Tras esos trágicos acontecimientos de su vida, el joven capitán decidió no rendirse. Aún le quedaba una vida llena de esperanza y prometedora. Así pues, salió del puerto de su pueblo embarcado en uno de los navíos más rápidos con una tripulación decente, en busca de nuevos marineros que quisieran unirse a su comanda. Pasaría por muchas ciudades... A lo largo de todo el mundo. El rumor en las costas de los cinco continentes se esparció como la pólvora; un muchacho capitán de un navío corriente buscaba a los mejores hombres y mujeres marineros del mundo. Llegó a las voces de muchos. Kane tardó prácticamente un año en hacerse con la confianza de varias personas de todos los continentes; y, para entonces, ya había conseguido bastante fama por el simple hecho de navegar y capitanear con solo 16 años de edad de manera incesante durante un año entero, haciendo de los océanos su hogar. Fue algo que su padre jamás logró: El reconocimiento a gran escala. Él nunca tuvo la ambición de Kane.

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Y fue esta ambición la que le llevó a recaudar cada vez más y más fama, a aumentar el número de barcos a su disposición en varios puertos del mundo, a abandonar su hogar natal para convertir a la mar en su nuevo hogar. Hasta que, finalmente, la renombrable Hope's Peak Academy puso su punto de mira en él. No tardaron en ofrecerle la matriculación en la academia bajo el título de Ultimate Captain. Aunque ya sepamos que ese no es su único título... Pues Kane Hotaka se trataba del primer Ultimate Despair que fuera matriculado en aquella prestigiosa Academia, siendo ingresado en la clase 76-A. Más adelante, la impecable tripulación que el Ultimate Captain logró establecer con los mejores marineros de todo el mundo, pasaría a ser conocida por todos como la Ultimate Crew.

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Sí. Kane Hotaka seguía teniendo su condición Despair dentro de él después de esa tragedia de su vida. En su corazón dormía la Desesperación aguardando de forma latente... Pues esa era la verdadera naturaleza que el tan intenso trauma dejó en él. Aunque a pesar de ello, a pesar de que Kane tuviera permanentemente los ojos rojos, no parecía ser un Despair en su vida diaria, sino todo lo contrario. Parecía el chico de siempre, y no estaba actuando. Esto se debe a que su naturaleza desesperanzada se mantenía escondida, tras ese fatídico día se había quedado oculta y aletargada en su alma sin que Kane fuera consciente de ello, siquiera... Para algún día volver a resurgir.

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